Manifiesto de Jesús - Español

Manifiesto de Jesús Carta magna para restaurar la supremacía de Jesucristo

 Los Cristianos hemos convertido el evangelio en tantas cosas… cosas diferentes a Cristo.

Jesucristo es centro gravitacional que mantiene unidas todas las cosas y les da significado, sentido y las hace reales. Sin Él, todas las cosas pierden su valor.

Sin Él, todas las cosas no son sino piezas sueltas flotando en el espacio.

Es posible enfatizar una verdad espiritual, un valor, una virtud, o un don, y dejar fuera a Cristo... quien es la manifestación viva y encarnación de toda verdad espiritual, así como de todos los valores, virtudes y dones.

Busca una verdad, un valor, una virtud o un don espiritual y habrás obtenido algo muerto. Busca a Cristo, abraza a Cristo, conoce a Cristo y habrás tocado a aquel quien es la vida. En Él reside toda la Verdad, Valores, Virtudes y Dones en todo su esplendor. La Belleza encuentra su significado en la belleza de Cristo, en quien se encuentra todo lo que nos convierte en seres dulces y atractivos.

¿Qué es el Cristianismo? ¡Es Jesucristo mismo! nada más y nada menos. El Cristianismo no es una ideología. El Cristianismo no es una filosofía. El Cristianismo es “las buenas nuevas” de que esa Belleza, Verdad y Bondad se encuentran en una persona. La comunidad Bíblica se origina y reside en la conexión con esa persona. La Conversión es más que un cambio de dirección; es un cambio de conexión. El hecho de que Jesús usara la antigua palabra hebrea “shubh”, o su equivalente en Arameo para llamar al “arrepentimiento”, implica el no ver a Dios desde la distancia, sino entrar en una relación donde Dios sea el centro de mando de la conexión humana.

En este sentido, sentimos una desconexión generalizada en la iglesia de nuestros días. Por esa razón este manifiesto.

Creemos que la mayor enfermedad de la iglesia hoy es DDJ: Jesus Deficit Disorder (Transforno por déficit de Jesús). La persona de Jesús se ha ido convirtiendo cada vez más en un tabú, y esta siendo reemplazada por palabras como “justicia”, “el reino de Dios”, “valores”, y “principios de liderazgo”.

En estos tiempos, el testimonio que sentimos que Dios nos ha llamado a llevar se centra en la supremacía del Señor Jesucristo. Específicamente en...

1. El centro y circunferencia de la Vida Cristiana no es otro sino la persona de Cristo. Todas las otras cosas incluyendo las relacionadas con Él o acerca de Él, son eclipsadas al contemplar su incomparable valor. Conocer a Cristo es Vida Eterna. Y conocerlo profundamente, genuinamente, y en verdad, así como el experimentar sus inescrutables riquezas, es la búsqueda principal de nuestras vidas, así como también lo fue para los primeros Cristianos. Dios no tiene mucho que ver con arreglar las cosas que han salido mal en nuestras vidas sino el encontrarnos en nuestra miseria y quebranto para darnos a Cristo.

2. Jesucristo no puede ser separado de sus enseñanzas.

Aristóteles les dijo a sus discípulos, “Sigan mis enseñanzas”. Sócrates les dijo a sus discípulos, “Sigan mis enseñanzas”.
Buda les dijo a sus discípulos, “Sigan mis meditaciones”.
Confucio les dijo a sus discípulos, “Sigan mis palabras”.
Mahoma les dijo a sus discípulos, “Sigan mis nobles pilares”.
Jesús les dijo a sus discípulos, “Síganme”.



En todas las otras religiones, un seguidor puede seguir las enseñanzas de sus maestros sin tener una relación con el. No es así con Jesucristo. Las enseñanzas de Jesús no pueden ser separadas de Jesús mismo. Jesucristo esta vivo y encarna sus enseñanzas. Por lo tanto es un profundo error el tratar a Cristo como simplemente el fundador de un conjunto de enseñanzas morales, éticas o sociales. El Señor Jesús y sus enseñanzas son uno. El medio y el mensaje son uno. Cristo es la encarnación del Reino de Dios y el Sermón del monte.

3. La gran comisión de Dios y su eterno propósito en la tierra y en el cielo se centran en Cristo... ambos el Cristo individual (la Cabeza) y el Cristo corporativo (el Cuerpo). Este universo se esta moviendo hacia una sola meta – la plenitud de Cristo donde Él lo llenará todo con si mismo. Para ser verdaderamente misional entonces significa el edificar la vida y el ministerio en Cristo. Él es ambos el corazón y la corriente sanguínea del plan de Dios. Errar en esto es equivocar la ruta, y por supuesto es perderlo todo.

4. Ser un seguidor de Jesús no involucra tanto imitación sino implantación e impartición. Encarnación - La idea de que Dios se conecta a nosotros en forma de bebe y al tacto humano es la doctrina mas impactante del Cristianismo. La encarnación es, una sola vez y para todos, el único “quien fue y ha de venir”, quien ahora es y vive su vida de resurrección en y a través de nosotros. La encarnación no solo se aplica para Jesús sino también a todos nosotros. Por supuesto, no en la misma forma sacramental, pero semejante. Se nos ha dado el “Espíritu” de Dios quien hace a Cristo ”real” en nuestras vidas. Hemos sido hechos, como Pedro lo describe, ”poseedores de la naturaleza divina”. Cómo entonces, delante de esta gran verdad, ¿Cómo es que podemos seguir pidiendo juguetes y baratijas? ¿Cómo es que nos perdemos persiguiendo los mas pequeños dones y nos deslumbramos con insignificantes cuestiones religiosas o espirituales? Hemos sido tocados desde lo alto por el fuego del Todo Poderoso y se nos ha dado vida divina. Una vida que ha pasado a través de la muerte, la mismísima vida de resurrección del Hijo de Dios. ¿No debiera esto verdaderamente estremecernos?

Para ponerlo en una pregunta: ¿Cual fué el motor o acelerador de la asombrosa vida del Señor? ¿Cual fue la raíz central o el origen de su comportamiento externo? Fué esto: Jesús vivió por un Padre que moraba en su interior. Después de su resurrección, esta misma vida nos transfirió a nosotros. Lo que Dios el Padre fué para Jesucristo, es lo que ahora Jesucristo es para nosotros. El esta presente viviendo en nosotros, y compartimos esa misma vida de Jesús relacionándose con el Padre. Hay una diferencia abismal entre tratar de conseguir que los Cristianos imiten a Jesús y el aprender como impartir a Cristo.

El primero solo termina en fracaso y frustración. El segundo es el camino que da vida y gozo a nuestros días y a nuestra muerte. Nos levantamos con Pablo y declaramos: "Cristo vive en mi". Nuestra vida es Cristo. En el vivimos, respiramos y tenemos nuestro ser.

"¿Qué haría Jesús?" no es Cristianismo. El Cristiano debe preguntar: "Que hace Cristo a través de mi... a través de nosotros? y ¿Cómo lo esta haciendo Jesús? Seguir a Jesús significa "confianza y obediencia" (responder), y vivir por su vida habitando en nosotros a través del poder del Espíritu.

5. El “Jesús histórico” no puede ser desconectado del “Cristo de la fé”.

El Jesús que caminaba por las costas de Galilea es la misma persona que habita en la Iglesia hoy. No hay desconexión entre el Jesús del evangelio de Marcos y el increíble todo-inclusivo Cristo cósmico de la carta de Pablo a los Colosenses. El Cristo que vivió en el primer siglo tiene una pre-existencia antes del tiempo.

También tiene una post-existencia después del tiempo. El es el Alfa y Omega, Principio y Fin, A y Z, todo al mismo tiempo. El permanece en el futuro y al final de los tiempos al mismo tiempo que habita y vive en cada hijo de Dios. El no abrazar estas paradójicas verdades ha creado monumentales problemas y ha menguado la grandeza de Cristo en los ojos del pueblo de Dios.

6. Es posible confundir “la misión” de Cristo con la persona de Cristo.

Cuando la iglesia primitiva dijo “Jesús es el Señor”, no quisieron decir “Jesús es mi valor fundamental”. Jesús no es una causa; es una persona real y viva que podemos conocer, amar, experimentar, exaltar y expresar. Enfocarnos en su causa o misión no se iguala a enfocarnos en El o en seguirlo. Es también posible servir “al dios” del servicio a Jesús, en oposición a servirle a Él con un corazón extasiado y cautivado por su irresistible belleza e insondable amor.

Jesús nos lleva a pensar en Dios de una forma diferente, como la encarnación de la palabra relación, como el Dios de todas las relaciones.

7. Jesucristo no fue un activista social ni un filósofo moral. Ponerlo en esa forma es dejar escapar su gloria y diluir su excelencia. La Justicia, separada de Cristo es una cosa muerta. La única arma de batalla que puede derribar las puertas del infierno no es un grito de justicia, sino el nombre de Jesús. Jesucristo es la encarnación de la Justicia, Paz, Santidad y Rectitud. El es la suma de todas las cosas espirituales, el “misterioso imán” del universo. Cuando Jesús se vuelve solo un concepto o filosofía, la fe pierde su poder reproductivo. Jesús no vino para hacer buena a la gente mala. El vino para que los muertos vivan.

8. Es posible confundir un conocimiento académico o la teología sobre Jesús con la revelación personal del Cristo viviente. Estos dos están tan distantes como las cien mil millones de galaxias. La plenitud de Cristo nunca podrá ser alcanzada a través del lóbulo frontal. La fe Cristiana afirma ser racional, pero también alcanza a tocar los más grandes misterios. La cura para una cabeza grande es un gran corazón.

Jesús no dejo a sus discípulos con folletos de una teología sistemática. Él dejo a sus discípulos con aliento y cuerpo.

Jesús no dejó a sus discípulos con un sistema de creencias coherente y claro por el cual amar a Dios y a otros. Jesús les dió a sus discípulos heridas para tocar y manos para sanar.

Jesús no dejó a sus discípulos una creencia intelectual o una “perspectiva Cristiana”. Él dejo a sus discípulos una fe relacional.

Los Cristianos no siguen un libro. Los Cristianos siguen a una persona, y esa colección de libros de inspiración divina que llamamos “La Santa Biblia” nos ayudan a seguir a esa persona. La palabra escrita es un mapa que nos dirige a la Palabra Viva, o como Jesús mismo dijo: ”Toda la escritura da testimonio de mi”. La Biblia no es el destino; es una brújula que apunta a Cristo, la estrella celeste del Norte.

La Biblia no ofrece un plano o un manual para vivir. Las “buenas nuevas” no fueron un nuevo conjunto de leyes, o un nuevo conjunto de preceptos éticos, o un nuevo y mejor PLAN. Las “buenas nuevas” fueron la historia de la vida de una persona, como se refleja en la fé de los apóstoles. El misterio de la fe proclama este relato: “Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado, Cristo vendrá otra vez”. El significado del Cristianismo no proviene de la lealtad a complejas doctrinas teológicas, sino de un amor apasionado por una forma de vivir en el mundo que gira en torno a Jesús, quien enseño que es el amor lo que hace de la vida un éxito... no la prosperidad o la salud o cualquier otra cosa... sino el amor, y Dios es amor.

9. Solo Jesús puede atrapar y transformar el vacío en el corazón de la iglesia. Jesucristo no puede ser separado de su iglesia. Mientras Jesús es distinto de su Prometida, Él no esta separado de ella. Ella es de hecho su propio cuerpo en la tierra. Dios ha elegido vaciar todo su poder, autoridad y vida en el Cristo viviente. Y Dios en Cristo es solo conocido completamente en y a través de su Iglesia. (Como Pablo dijo, “La multiforme sabiduría de Dios -quien es Cristo- es conocida a través de la ekklesia”.)

La vida cristiana, por lo tanto, no es una carrera personal sino un viaje corporativo. Conocer a Cristo y hacerle conocido no es una tarea individual. Aquellos que insisten en volar la vida solos, serán derribados. De esta manera, Cristo y su iglesia están íntimamente unidos y conectados. Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.

Fuimos hechos para vivir con Dios; nuestra única felicidad se encuentra en la vida con Dios y el propio placer y deleite de Dios se encuentra ahí también.

10. En un mundo que canta “Oh! ¿Quién es este Jesús?” y una iglesia que canta “Oh! seamos como Jesús”, ¿Quién alzará su voz para cantar “Oh! como amamos a Jesús!”?

Si Jesús pudo levantarse de la muerte, podemos al menos levantarnos de nuestra cama o nuestras bancas y sofás y responder a la vida de resurrección de nuestro Señor dentro de nosotros, unirnos a Jesús, a lo que está haciendo en este mundo. Llamamos a otros para que se nos unan —no para escapar de nuestro planeta tierra, sino para plantar nuestros pies más firmemente en la tierra mientras nuestros espíritus se sumergen en el placer y propósito celestial de Dios. No somos de este mundo, pero vivimos en este mundo para los beneficios e intereses del Señor. Nosotros, colectivamente, como la ekklesia de Dios, somos Cristo en y para este mundo.

Quiera Dios tener a gente en esta tierra que sean verdaderas personas de Cristo, a través de Cristo y para Cristo. Una persona de la cruz. Personas que sean consumidas por la eterna pasión de Dios, la cual es hacer de su hijo preeminente, supremo y la cabeza sobre todas las cosas visibles e invisibles. Personas que hayan descubierto el toque del Todopoderoso en la faz de su glorioso hijo.

Personas que solo deseen conocer a Cristo y a éste crucificado, dejando que todo lo demás caiga hacia los lados. Personas aferradas a sus profundidades, descubriendo sus riquezas, tocando su vida, recibiendo su amor, y haciéndolo a ÉL conocido a otros en toda su incomparable gloria.

Podemos estar en desacuerdo en muchas cosas —sean eclesiología, escatología, soteriología, sin mencionar globalismo, economía y política, pero en nuestros 2 mas recientes libros –From Eternity to Here y So Beautifulhemos hecho sonar las trompetas de la unidad. Estos libros son la representación de este manifiesto. Cada uno presenta la visión que ha capturado nuestros corazones y que deseamos impartir al Cuerpo de Cristo- “Esta UNICA COSA que sé” (Jn.9:25) es la UNICA COSA que nos une a todos.

Jesús el Cristo.

- Los Cristianos no siguen el Cristianismo, los Cristianos siguen a Cristo.

- Los Cristianos no predican de si mismos, los Cristianos proclaman a Cristo.

- Los Cristianos no apuntan a valores centrales; los Cristianos apuntan a la gente hacia la cruz.

- Los Cristianos no predican acerca de Cristo: Los Cristianos predican Cristo.

Hace 300 años un pastor de origen Alemán escribió un himno que giraba en torno al Nombre sobre todo nombre:

¿Me preguntas que gran cosa yo sé, que tanto me deleita y conmueve?

¿Que gran recompensa yo gano? Cual es el nombre en el cual me glorío? Jesucristo, el crucificado Esta es la gran cosa que yo sé; que tanto me deleita y conmueve: fé en Él quien murió para salvar, quién triunfó sobre la tumba: Jesucristo, el crucificado
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Jesús Cristo, el crucificado, resucitado, entronado, triunfante, Señor viviente.

El es nuestro destino, nuestra pasión y nuestra vida.

Amén.

Por Leonard Sweet y Frank Viola